domingo, 17 de marzo de 2013

LA BATALLA DE LOS TIEMPOS

La Batalla de Los Tiempos.
Todo estaba preparado, las tribus, aldeas, ciudades,  legiones, naciones... La cuestión es ¿por qué se librará la batalla de los tiempos? Es muy sencillo.
¿Recuerdas cómo se creó la Tierra? ¡¿NO LO DISTE EN EL COLE?! Bueno, ya sabes, explosión BUM BUM, Dios y listo. En esta tierra ocurrió algo distinto, este mundo se llama Llama, y no es que haya volcanes, al contrario, todo es verde y precioso. El problema es que durante la explosión
ocurrió algo fuera de lo normal. Los destinos de la Tierra (sí, sí, vuestra Tierra) se mezclaron, confundiendo los tiempos en diferentes Reinos.
Resumiendo, vuestra explosión no salió muy bien, hubo un problema,  pero el nuestro sí, y el problema lo mandasteis a nosotros, y la formación de nuestro planeta cambió de tornas, librando al vuestro de aquel extraño problema. Hoy en día, este mundo se diferencia en las diferentes épocas por las que ya habrá pasado la Tierra.
Diar, para empezar, corresponde a la Prehistoria, tribu sedentaria con muchos componentes, rodeada de la cordillera  Anteim.
Por parte de la Edad Antigua está Memoriae, proviene del latín, y significa recuerdo. Es más bien una población romana.
De la Edad Media está Niër, grandes ejércitos, ¡sí señor!
Proveniente de la Edad Moderna, se distingue el inigualable palacio de Lié.
Y por la Edad Contemporánea está Ere una pequeña ciudad ya avanzada.
Este conjunto de Reinos, Ciudades, o Aldeas forman el maravilloso mundo Llama.
Parte de este mundo es inexplorado, no se sabe más a partir de Fine.
La raza que se distingue aquí es el hombre, pero como no pertenecemos a la Tierra, nos llamamos, Aúen.
Bueno, todo esto ocurrió un día cualquiera. Serë e Iven, eran primos, vivían en Niër. A ambos los cuidaban sus abuelos, puesto que desgraciadamente ambas parejas de padres habían fallecido.
Serë era de pelo azabache, con los ojos turquesa cristalinos, era muy atractiva y su primo, Iven, era rubio con los ojos muy oscuros, ambos crecieron como hermanos. Eran muy juguetones, inteligentes y Serë, al contrario que Iven, era más prudente. Sin embargo, Iven era más fiel.
Un día, Memoriae y Niër entraron en guerra, así que su abuelo Yel los envió junto con su abuela a Ere, ya que se llevaban muy bien Reino con Ciudad, a diferencia que con Memoriae.
Su abuela Elen los llevó a caballo, allí fueron atendidos muy bien. Y todos esperaban impacientes a Yel. Pero no llegó, dispuestos a inspeccionar la zona, y a olvidar las penas, Elen llevó a Serë y a Iven a Arcana, un pequeño lago situado cerca del río Cristalino. Arcana significa secreto en latín.
Su abuela se quedó dormida bajo un árbol, así que Serë e Iven se zambulleron en el agua, y encontraron un círculo de plata. Subieron a la superficie y se lo enseñaron a Elen, esta les explicó que era una moneda, supuso que pertenecerían a los de Lié, ya que estaban cerca de esa región.
Mientras tanto, ellos jamás se esperarían que la batalla que atravesó la Cordillera de los Sueños, ahora atravesará el Río Cristalino.
Elen, Serë e Iven, emigrarían a Lié por que Ere iba a tener que ir a ayudar a Niër, estaban perdiendo la batalla.
Pasaron dos días en Lié, y el tercero por la mañana fue cuando:
-¡Deprisa, levantaos!- Ordenó Elen
-¿Qué pasa abuela?- Preguntó Iven
-¡Os tenéis que marchar, han llegado los de Memoriae!-
-Y ¿qué pasará contigo?- Volvió a preguntar desesperado
-¿Y el abuelo?- Preguntó Serë
-Tranquilos ambos, tenéis que atravesar la Cordillera Anteim y encontrar la tribu Diar
Todo esto pasará antes de que os deis cuenta niños- Dijo Elen, seguido de un beso en la frente a los dos.
Elen, a pesar de ser ya vieja se mueve muy rápido, en un momento preparó provisiones, ropa y lo suficiente para que partieran, se lo colocó en mochilas y los montó a caballo.
-Valiente caballo el vuestro- Dijo Elen- Tomad, la espada de empuñadura de plata es para ti, Serë. Toma la de empuñadura de oro, Iven.
-Abuela ¡Vuelve pronto!- Intervino Serë con lágrimas en los ojos.
-¡Pero si no sabemos montar!- Dijo Iven
-¡Serë sí sabe! Ahora callaos- Terminó Elen dándole una palmada en el lomo al caballo para que corriera.-¡Fírimar cabalga! ¡Qué el viento no te deje atrás!-.
-¡¡¡¡NOOOO!!!!- Fue lo que se oyó en la lejanía, el chillido de Serë mientras el viento arrastraba sus lágrimas dejándolas flotando al olvido del campo.
Al llegar al pie de la Cordillera Anteim, fue cuando cayeron en la cuenta de que no podrían seguir a caballo, como no se podía rodear, decidieron escalarla a la mañana siguiente.
Ninguno hablaba, estaban más distantes que nunca. Serë preparó la comida como pudo. Casi no podían dormir, pero lo consiguieron por animar a la gota de esperanza para hacer feliz a su abuela que se escondía en lo más profundo de sus enormes y frágiles corazones.
A la mañana siguiente empezaron a escalar, era lo más duro que habían imaginado nunca, además hacía frío. De repente hubo un pequeño derrumbamiento, pero el suficiente para hacer que Serë perdiera el equilibrio. Iven se disponía a ayudarla pero de repente, todo se puso oscuro.
Despertaron calientes, en una cálida choza, rodeados de trogloditas todos expectantes a un objeto caído al suelo, un objeto redondo, de plata.
Incluso el despertar de los niños no llamó su atención, y no dejaron de mirar la moneda. Cuando un niño de la tribu se fijó, y fue entonces cuando salieron de la abstracción. Empezaron a darles de comer, y demás.
-Heur ar heri- Dijo una indígena.
-Hara yo emmë- dijo otro.
-Merö esselya na Lumis- dijo el que parecía el jefe.
Al hacer entonces señas, fue cuando comprendieron que ''Merö esselya na Lumis'' significa Yo me llamo Lumis.
-I Shan'Do Heur- Dijo Lumis señalando la moneda.
-Yo os traduciré lo que dicen- Dijo uno que parecía nuevo.
-Soy Thestes- Volvió a decir.
-Maratuldë marilmanna- Dijo Lumis
-Bienvenido a nuestra tierra- Tradujo Thestes
Serë e Iven permanecían callados.
-Hola- murmuró Iven, y Serë le pegó un codazo. Entonces Thestes tradujo.
-¿Cómo lo habéis encontrado?-Tradujo Thestes a Lumis señalando la moneda.
-¿Él que?¡Te refieres a...!- E Iven le tapó la boca.
-El gran señor- terminó de hablar Thestes.
-¿Cómo que gran se...?- no terminó de explicarse Serë, Iven le pegó un codazo.
-¡Au! ¡Oye!- Se quejó Serë
Entonces Iven le empezó a murmurar al oído;
-¿No lo entiendes? ¡Podríamos controlarlos!- le intentó explicar a Serë
-¡Pero eso estaría mal!-Le respondió a Iven, entonces empezó a hablar sin darle opción a Iven a salirse con la suya.
-Venimos de Niër, entró en guerra con Memoriae. Recurrimos a Ere pero resultó mucho pedir, tuvimos que acudir a Lié, pero la guerra también llegó allí.  Esperamos la llegada de nuestra abuela para volver a casa.- Se explicó Serë
Entonces todos los de la choza estallaron en carcajadas. A excepción de Lumis, que dijo algo, y Thestes tradujo;
-Tal como el gran señor previó, nadie sobrevivirá a tal guerra.-
-¿Qué guerra? ¡¿Esta guerra tiene nombre?!- Preguntó Serë preocupadísima.
-Por supuesto, es La Batalla de Los Tiempos- respondió Thestes.
Entonces enseñó pinturas rupestres explicando la historia.
-Años atrás, nuestra antigua tribu se mantuvo, pero hubo unos años en los que la tierra no daba cultivos, no corría el viento, el agua no traía peces. Así que los dioses nos ofrecieron un talismán, un círculo de plata, llamado Othar Mer. Nos dio el don de la previsión del futuro, para prever lo que haríamos mal y solucionarlo. Al ser un objeto tan poderoso decidimos tomar fama como tribu pacifista y guardarlo en secreto. Pero hubo un día, un día que jamás olvidará la tribu. Hálse, uno de nuestros indígenas decidió esconderlo para quedárselo. Desde que lo escondió no se supo más de él. Y Othar Mer se perdió en el tiempo ¡Quién iba a imaginar que una panda de necios, majaderos chiquillos la encontraría!- Relató Thestes.
-¿Panda de necios majaderos? ¡Serás garrulo!- Dijo Serë empuñando con fuerza Othar Mer en la mano. Entonces empezó a discutir con Thestes en Lenguaje Arcano.
-¡Diar dakarey aluya!- (¡pero si solo es una moneda!) dijo Serë en el lenguaje de la tribu.
-Mei adain weiri tua rua heiri mer- (entonces dime, ¿cómo estás hablando conmigo?) le respondió Thestes en lengua indígena.
Fue cuando Serë dejó de apretar el puño, sorprendida, Iven también.
-¿Por qué Niër y Memoriae están en guerra?- dijo Serë.
Thestes le tradujo a Lumis. Lumis dijo algo y Thestes tradujo de nuevo:
-Si hay amigos, hay enemigos, es algo natural, pequeña. Pero eso no quiere decir que no se pueda evitar. Alguna forma habrá de parar todo esto- Le consoló Thetes.
-Siempre hay guerras, Serë, es inevitable, Thestes tiene razón- Razonó Iven.
-¡¿Qué te hace pensar que la abuela o el abuelo siguen vivos?!- Entonces Serë estalló en lágrimas.
-La esperanza-Respondió Iven.
-Pero Iven ¡Tengo miedo!-Lloraba Serë.
-Y yo también, hay que ser fuertes, no sabemos nada, hay que ver el vaso medio lleno-Le explicó Iven.
Entonces se abrazaron.
-Dormid niños, se hace de noche- Explicó Thestes.
Entonces se durmieron, y murmurando quedaron en que mañana anunciarían que volverían a atravesar la montaña.
Tras anunciarlo, empezaron a escalar, aunque esta vez seguidos de indígenas, que los ayudarían a travesar las montañas y después les dejarían terminar su viaje.
Pero antes, al pie de la montaña vino Thestes diciendo.
-Othar Mer es vuestro, llevamos siglos sin él y seguimos en paz y felices, os hará falta un talismán. Toma esto, Serë, ahora es tuyo, es un arco, lo necesitarás.- Thestes le tendió el arco, con un carcaj y un gran puñado de flechas.
-Gracias.- Respondió Serë.
Con emoción atravesaron la montaña en un solo día, y cuando llegaron al pie, encontraron a Fírimar preparado para montar.
Cuando llegaron a Lié descubrieron que seguía en guerra. Entonces Serë apretó el puño donde estaba Othar Mer, susurró una oración, desenfundó una espada y empezó a galopar.
-¡Quieta Serë!- Dijo Iven, y Serë paró.-¿estás loca?.
-Creo que sí, pero hay que intentarlo- se expresó la chiquilla con cara de sufrimiento.
Entonces, Iven cogió la otra espada de la bolsa, le dio a Fírimar para que empezase a galopar, y llegaron a la población. Esquivaron las puertas, guerreros y demás, buscaron esquivando flechas y espadas. Fue cuando Serë le dio su espada a Iven.
-¿Qué pasa?- dijo Iven esquivando y bloqueando a los contrarios.
-  Quédate con ambas, soy mejor con el arco- y sacó el arco que le dio Thestes, mientras Iven comenzó a luchas con ambas.
 Comenzó a disparar, seguido de un susurro a Fírimar que empezó a galopar en dirección donde vieron por última vez a su abuela.
-¿Sabes qué Serë? Desde que tienes esa cosa; Othar Mer, das malas vibraciones, y una cosa más, si no consigo vivir, que sepas que yo esquilé mal a las cabras, y que ¡TE QUIERO HERMANA!-dijo Iven mostrándole su amor como casi hermanos que eran.
-Yo también te quiero- Y después sonrió.
-Cuando llegaron a la entrada desmontaron a Fírimar, aunque tras su llegada al edificio, este fue desgraciadamente alcanzado por una flecha de Memoriae. Falleció.
Allí descubrieron a su abuela escondida en un rincón, la abrazaron.
-¡Abuela!¡Pensábamos que habías muerto! -Dijo Iven
Sin tiempo de responder Elen no respondió.
Al descubrir a Fírimar muerto, tuvieron que ir a pie hasta salir de la región, estos no dejaron de luchar. A Serë le sangraba la sien, a Iven el tobillo, y la abuela era demasiado vieja para aquello.
Consiguieron salir de las murallas, y atravesaron el río nadando, al volver a Niër, aún quedaba la posguerra, volvieron a su granja, medio destruida. Sintieron alivio al descubrir que el abuelo Yel estaba vivo. Se abrazaron, besaron, lloraron.
-¿Por qué ha pasado todo esto, abuelo?- preguntó Iven.
-Todo esto ha pasado por un tal Hálse- A Serë e Iven les sonaba el nombre.- Y un talismán llamado Othar Mer que tiene el poder de gobernarlos a todos.
Serë alzó tanto las cejas que casi se le salían de la cara.
-Afortunadamente ese tal Hálse, ha fallecido en la guerra, solo hace falta limpiarle la mente a los de Memoriae, son ciegos de aúenidad (humanidad) y corazón- Añadió Yel.
-¿Afortunadamente?¡Deberían haberle ayudado! Aunque ahora nada se puede hacer. - Terminó Serë.
- Cómo que no, aún nos queda esperanza y familia, la batalla de los tiempos no se terminará de librar.- Intervino Iven.
-¿Qué de tiempos?-Dijo Yel
-¿Qué de qué?-Dijo Elen
- Luego os lo explicaremos- Respondieron al unísono.
Entonces Serë empezó a caminar hasta la Cordillera de los Sueños, conocida como la división de Niër y Memoriae.
-Y ¿ahora que hacemos?- preguntó Iven a Serë en el pie de la montaña. Entonces Iven se dispuso a escalar, pero Serë lo frenó.
-No pienso subir más montañas, es más sencillo rodear la cordillera- Razonó Serë.
Tras rodearlo encontraron Memoriae, entraron, esquivaron guardias y demás, no había guerra allí, y habían dejado a los abuelos discutiendo sobre la batalla de los tiempos. Les dio
por subir al campanario, y así hicieron, algo llamaba a Serë hasta ahí arriba, y escalaron. Dentro de la campana había una bola roja, mediría cinco centímetros, era como humo en una bola de cristal. Nadie sabe porqué, pero Serë la abrió, metió a Othar Mer y se tapó la boca,
también le dio un pañuelo a su hermano.
-¿Estás loca?-preguntó Iven.
-Así mejor, si no hay otra forma de limpiarle los ojos a los de Memoriae, que así sea- Terminó Serë.
-¿Qué es esa cosa?- preguntó Iven contemplando el efecto.
 Esto va a reventar, hay que saltar-
-Yo no pienso saltar-
- Entonces bajemos deprisa-
Se alejaron de Memoriae y contemplaron como los males se destruían, eso sí, dejaron el campanario hecho una ruina.
 -Una moneda peculiar, ¿no crees?- preguntó Iven.
-No es una moneda, es Othar Mer, el talismán de los indígenas.- Explicó Serë.
- Y la causa de una batalla- dedujo Iven.
- No es solo una batalla, es La Batalla de Los Tiempos.-
FIN
ARIADNA 6º A

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